miércoles, 20 de febrero de 2013

Taichi con pelota en Barcelona



  La práctica con la pelota es muy importante dentro del currículum de entrenamiento del Taichi. Antiguamente su práctica era muy popular y la mayoría de los maestros de taichi enseñaban esta modalidad del arte.
 La práctica de la pelota abarcaba desde los ejercicios más simples, practicados de a uno y repetitivamente, hasta complicadas formas que aumentan paulatinamente la exigencia física y técnica del aprendiz. A lo largo del entrenamiento se usaban distintos tipos de pelota que variaban en tamaño, textura y peso. Incluso existían unas pelotas pesadas, generalmente de hierro, con asas para ejercitar específicamente la fuerza de la mano y el antebrazo, estas eran utilizadas sólo por los practicantes más avanzados.

  Lamentablemente, en el proceso de volver al Taichi una actividad popular y masiva, la mayoría de los maestros simplificaron en extremo el grueso de las prácticas y dejaron de enseñar las que requerían mayor dedicación y no resultaran entretenidas al nuevo público. Así es como cayeron en desuso muchos métodos importantes dentro de la práctica del Taichi, entre ellos el Taichi con pelota y se impuso la práctica de las formas como método principal de entrenamiento en el arte.

  Algunos maestros, sobre todo los que no dependían de la enseñanza para poder vivir, no estuvieron dispuestos a simplificar su arte a tales extremos y conservaron las maneras y métodos originales de práctica, siguiendo con la tradición de enseñar a grupos reducidos de personas para mantener un alto estándar de práctica. Gracias a estos maestros hoy día podemos disfrutar de una práctica tan importante como el Taichi con pelota.

  Personalmente, tuve la suerte de aprender dos de estos métodos  de trabajo con la pelota de Taichi. El primer método que aprendí está emparentado con las prácticas de Wudang y el segundo con el estilo Chen antiguo de Taichi. 





Beneficios principales del Taichi con pelota

  La práctica de Taichi con pelota nos provee básicamente de los mismos beneficios que la práctica a mano vacía. Pero en algunos casos puntuales lleva esos beneficios a niveles muy altos. Podemos destacar que la práctica de Taichi con pelota…

-   Desarrolla gran conciencia del trabajo muscular durante el movimiento, algo que a veces es subestimado en la práctica del Taichi.

-   Mejora la capacidad de mover en armonía varias partes del cuerpo de manera simultánea.


-   Mejora la circularidad y continuidad de los movimientos.

-   Al estar manipulando un objeto externo, nos obliga a prestar mucha más atención y hacer más precisos nuestros movimientos.

  A mi entender, uno de los mayores beneficios de esta práctica es que, al estar las manos soteniendo la pelota su movimiento natural y el de los brazos se ven restringidos. Gracias a esto podemos enfocarnos y entender con facilidad una de las grandes máximas del Taichi y de todos los estilos internos:  Las manos se mueven desde el cuerpo, específicamente desde la columna. Es decir que, cualquier tipo de movimiento que se vea en los brazos y manos, nace de los movimientos primarios de girar, estirar y doblar la columna. Ese es un gran secreto que la práctica de la pelota ayuda a entender y desarrollar muy fácilmente y en corto tiempo.  





Clases y cursos de Taichi con pelota

    A partir de 2013 he comenzado a introducir  poco a poco la práctica del Taichi con pelota en mis clases regulares. Además tengo planeado impartir  una serie de  seminarios específicos sobre esta práctica para aquellos que quieran profundizar en la misma.  También estoy dictando una vez por mes una clase gratuita de presentación del método de la pelota de Taichi.  Todos aquellos interesados en  asistir a las mismas deben comunicarse vía mail para ser incluídos en la lista de concurrentes a la próxima clase.  El cupo de participantes es limitado, así puedo ofrecer una experiencia más personalizada e interactiva a los concurrentes.



WUYIDAO
Informes 682 676 863 
wuyidao@ymail.com
                                                                                            
La escuela Wuyidao ofrece clases grupales y particulares de estilos de Wudang kungfu (Taiji Quan, Bagua Zhang, Xingyi Quan y Ziran Men) en la ciudad de Barcelona y alrededores. También ofrece seminarios de formación, instructorados y cursos de representación para toda España.



miércoles, 5 de diciembre de 2012

Du Xinwu: Maestro de la segunda generación de Ziranmen Kungfu

 
Los comienzos

Du Xinwu (1869-1953) comenzó su entrenanmiento de artes marciales a la edad de 6 años en el colegio privado al que asistía. Luego de tres años tuvo la oportunidad de poder aprender con Yan Ke, un erudito en literatura y artes marciales. Con la guía de este anciano maestro logró hacer grandes progresos en tan solo un año de entrenamiento.  A causa de su avanzada edad, Yan Ke enfermó y quedó postrado en cama. Entonces le recomendó a Du Xinwu que visitara a un Taoísta amigo suyo que vivía en las montañas cercanas. Este hombre vivía en una cabaña rodeada por una alta pared sin puertas, quién quisiera entrar debería pasar sobre el muro. El Taoísta entrenó al joven pupilo y una de las primeras cosas que éste tuvo que aprender fue saltar sobre el muro para poder seguir las lecciones del maestro en el patio interior.  Esto le permitió comenzar a desarrollar Qinggong o el arte de hacerse liviano, un tipo de entrenamiento clásico de muchos estilos de kungfu.
Luego de un tiempo el Taoísta se marchó con rumbo desconocido y más tarde su maestro Yang Ke falleció.

Buscando un nuevo maestro

Luego de que su maestro de kungfu muriera, Du continuó practicando por sí mismo hasta que a los 13 años de edad, motivado por su gran deseo de seguir aprendiendo,  pegó anuncios en los comercios locales que decían “Du Xinwu, 13 años, reconocerá como su maestro a cualquiera que pueda ganarle en una pelea”. Esto hizo que muchos practicantes de artes marciales fueran en busca del muchacho, bien con la idea de conseguir fácilmente un trabajo como maestro de kungfu o simplemente pensando en “darle su merecido al pequeño insolente…”  Una cosa tenían en común todos los aspirantes: pensaban que iba a ser una pelea sencilla y corta.  Y en el fondo tenían razón…. porque ninguno de ellos fue rival para el joven Du Xinwu que lograba noquearlos en unos pocos movimientos.  Luego de ayudarlos a que se repongan, les daba las gracias y algo de dinero por la molestia de haber ido hasta su casa.
Esto siguió así hasta que cierto día un maestro  de apellido Wang pasó de viaje por la zona donde vivía Du y vió el anuncio en un negocio. Wang había estudiado artes marciales en el monasterio de Shaolin y poseía un alto nivel de práctica por lo que sintió curiosidad y fue en busca del muchacho. Al recibir a Wang en su casa, Du Xinwu se dio cuenta inmediatamente de que éste no era un maestro ordinario por lo que decidió ir con prudencia y respetuosamente le pidió una pequeña demostración de su arte antes de la pelea. Wang accedió y Du Xinwu quedó impresionado con los movimientos de Wang. Luego de su demostración Wang le pidió al muchacho que hiciera lo propio y éste le demostró algunas formas que había estado practicando. Wang le dijo a Du Xinwu que tenía un muy buen nivel pero que algunos movimientos necesitaban ser mejorados.  Du Xinwu no necesitó combatir  con Wang para saber que era la persona que había estado buscando, rápidamente se arrodilló e hizo el gesto tradicional de respeto pidiendo a Wang que sea su maestro.  Wang hizo que el muchacho se levantara y le explicó que no podía quedarse para enseñarle, pero que tenía en mente al hombre perfecto para que lo instruyera. Le dijo que enviaría a un amigo suyo, que era un maestro algo excéntrico, pero  que poseía un alto nivel de artes marciales. Antes de marcharse, Wang le recomendó enfáticamente que fuera amable y humilde con aquél maestro.

Llega el maestro Xu

Luego de varios meses de espera, llegó a la casa de Du Xinwu un hombre con una carta de presentación escrita por Wang.  Al leer la carta y enterarse de que quién la traía era el experto del que Wang había hablado en su encuentro, Du Xinwu no pudo más que decepcionarse. No lograba ver en este hombre nada extraordinario, al contrario de como le había sucedido con Wang. De hecho lo único que le llamó la atención de este hombre era su corta estatura, era casi enano. Sólo por respeto a Wang y para no romper su palabra, Du Xinwu invitó al extraño a quedarse en su casa. Nadie sabe el nombre real de este maestro, los que lo conocían lo llamaban por su apellido: Xu y en son de broma le agregaban el nombre de Aizhai que significa enano.
Luego de su llegada a la casa de Du Xinwu, los días comenzaron a pasar y Xu parecía no tener intenciones de enseñar al joven. Un día, la ansiedad pudo con el joven que interceptó a Xu y  bruscamente le preguntó:  “Piensa usted enseñarme algo?” A lo que Xu respondió:  “Soy un hombre ordinario, qué podría yo enseñarte?”  Recordando la recomendación de Wang de no ofender al excéntrico maestro el joven decidió dejar las cosas como estaban pensando que quizás era una prueba de parte de Xu.  Los días siguieron pasando y la ansiedad otra vez pudo con el joven Du Xinwu y cuando volvió a increpar a Xu este le respondió enojado:  “No soy un artista callejero, no tengo nada que mostrarte, si no me dejas vivir aquí me marcharé de inmediato”  Du Xinwu no supo que hacer, pidió disculpas rápidamente y decidió dejar que las cosas siguieran su curso.
Luego de esto, Du Xinwu continuó practicando kungfu por sí mismo, todos los días, mientras Xu se sentaba debajo de un corredor y observaba la práctica distraídamente. Pasaron otros seis meses hasta que un día Du Xinwu decidió volver a pedir a Xu que le instruya, esta vez se arrodilló en señal de respeto y le dijo:  “Gran maestro, perdóneme si lo he ofendido anteriormente. Por favor, enséñeme artes marciales, le prometo que si logro algún progreso nunca lo olvidaré” Para su asombro, Xu lo hizo levantarse de inmediato y en vez de mostrarse enojado accedió a instruirlo.
Así, Du Xinwu comenzó su aprendizaje de Ziranmen Kungfu con el fundador del sistema, Xu Aizhai. Al comienzo, Xu enseñó a Du Xinwu varios métodos de caminar en círculo y más tarde a caminar sobre postes enterrados en el suelo con pesos amarrados a sus tobillos. Xu le dijo que estos ejercicios eran para desarrollar su energía interna por lo que debía de estar lo más relajado posible mientras practicaba y tratar de concentrarse en su abdomen para que tanto el movimiento respiratorio como su energía se acumularan en esa zona del cuerpo. Después de varios meses de práctica, Du Xinwu comenzó a sentir la circulación de energía por su cuerpo y aprendió a canalizarla para ayudar a la emisión de fuerza en los golpes. 

La prueba

A pesar de los logros adquiridos, el joven Du sentía que el entrenamiento era muy tedioso y rutinario y pidió a Xu que le enseñara algo nuevo. Este se rehusó diciendo que lo que le había enseñado todavía no estaba bien desarrollado. Que esta práctica era muy importante porque coordinaba los movimientos corporales y los pasos con la mente y la energía corporal creando una base muy sólida para los entrenamientos futuros. Le dijo que debía llegar a la maestría de estas prácticas sencillas si realmente quería avanzar en su entrenamiento.  Al darse cuenta de que Du Xinwu se sentía frustrado Xu le dijo:   “Si no me crees podemos hacer una prueba, trata de golpearme!”
Du Xinwu había estado esperando ese momento desde hacía mucho y no tardó en saludar con respeto a su maestro antes de atacarle con toda su potencia y velocidad. Cada vez que un golpe estaba a punto de tocar el cuerpo de Xu, éste salía de la distancia del golpe y nunca era alcanzado. Du Xinwu intento un largo rato de manera contínua y con todos los métodos que conocía de alcanzar a su maestro, pero fue imposible. Llegó un momento en que el joven necesitó parar para recuperar fuerzas y el viejo maestro le dijo con una sonrisa:  “Es que tus puños son demasiado pequeños, mejor vé y elige un arma para atacarme” Du Xinwu se dirigió hacia un armero y cogió dos afiladas espadas para luego preguntarle a su maestro que arma escogería él, Xu dijo:  “No necesito armas, mi pipa es más que suficiente si el caso lo requiere”  Al ver la pipa que le mostraba Xu, de menos de 30 cm de largo, Du Xinwu se preocupó y dijo:  “Maestro ¿ Si algo llegara a pasar…?”. “No te preocupes, ni espadas ni lanzas pueden dañarme” Dijo Xu en tono enfático.
Luego de un momento de duda, Du Xinwu se lanzó hacia su maestro tratando de asestarle un golpe a la cabeza desde arriba. La espada golpeó la mesa sobre la que estaba sentado Xu. Cuando giró su cabeza, Du Xinwu vió como su maestro estaba fumando tranquilamente sentado en un taburete a sus espaldas. Decidido a intentarlo nuevamente, Du Xinwu arremetió con una andanada de golpes que nunca llegaron a tocar a Xu. Luego de un rato de intentos fallidos, el joven arrojó sus espadas al suelo, se arrodilló frente al maestro e hizo tres reverencias, luego dijo:  “Ahora entiendo que es su desarrollo de Qinggong (Habilidad de hacerse liviano) lo que le ha permitido esquivar mis espadas”. Desde ese día en adelante, Du Xinwu se dedico con gran esmero y sin dudas al entrenamiento de los ejercicios fundamentales del Ziranmen Kungfu, alcanzando logros aún mayores a los que ya había obtenido anteriormente.

Viajando en busca de nuevos horizontes

En el año 1885, cuando Du Xinwu tenía 16 años, Xu sintió que su alumno había crecido y madurado suficientemente como para agrandar sus horizontes. Comenzaron un viaje a pié por la provincia de Sichuan y alrededores. Este viaje enriqueció enormemente los conocimientos del joven Du Xinwu a través de contactos con diferentes maestros de renombre dentro de las artes marciales chinas de aquella época. Luego de un tiempo y viendo que su alumno estaba completamente maduro como para seguir su viaje y su práctica de kungfu por sí mismo, Xu Aizhai le dejó y siguió su propio viaje sin rumbo fijo.
Con el correr de los años Du Xinwu se convirtió en un maestro conocido en toda China, enseñó en el instituto central de artes marciales de Nanjing, donde enseñaron los mejores maestros de kungfu de su época. Fue colega y amigo de maestros de la talla de Wang Xiangzhai (creador del estilo Yiquan), Yang Chengfu (nieto del fundador del estilo Yang de taichí), Sun Lutang (conocido maestro de Xingyiquan, Baguazhang y creador del estilo Sun de taichí) y de Liu Baichuan (maestro del estilo Lohan quan de shaolin).
Ademàs de su propio hijo llamado Du Xiusi, tuvo sólo dos discípulos en toda su vida: Guo Qifeng y Wan Laisheng quién enseñó abiertamente el estilo Ziranmen a un gran número de alumnos. 




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